En lo que llevamos de este año 2013 en España han sido asesinadas 42 mujeres a manos de hombres que eran o habían sido su pareja sentimental. A esta dramática cifra de crímenes machistas hay que añadirle el asesinato de 8 menores, víctimas también de la violencia ejercida contra las mujeres. Todavía hay quien se atreve a decir que el machismo está superado en nuestro país.
La violencia por motivos de género es un grave problema, una alarma social. Que nadie se engañe, por mucha vergüenza que pueda llegar a sentir.
La violencia contra la mujer no solo provoca decenas de muertes al año sino que es responsable de una enorme cantidad de secuelas físicas y psicológicas tanto en las mujeres como en los menores cuya seguridad, protección, cuidado y educación depende precisamente de sus propios agresores y de los agresores de sus madres.
¿De qué nos extrañamos? Un breve repaso por la Historia reciente y no tan reciente sitúa a la mujer en un rol inferior y asienta las bases de la sociedad sobre la desigualdad por motivos de género.
Desde la Edad Media hasta la Ilustración Francesa, librepensadores, filósofos e intelectuales se han afanado en defender la “debilidad física y mental” de la mujer que, como tal, ha de “estar sujeta al hombre” (Santo Tomás de Aquino); han presentado a la mujer como una desalmada (Platón); han defendido la necesidad de que la mujer sea “dirigida por un hombre” (Aristóteles); o han reivindicado su papel tan sólo en la medida en la que su presencia es útil para “dar placer, ser de utilidad y consolar” a los hombres (Rousseau).
Somos la herencia de estos esquemas de pensamiento. Estas ideas, seamos o no capaces de verbalizarlas de manera tan cruda por pura contención o deseabilidad social, forman y han formado parte de nuestro sistema educativo, de nuestros valores y de nuestros principios.
Cierto es que no todo machista es un asesino y afortunadamente los hombres que llegan a matar son pocos en comparación con aquellos que insultan, agreden o maltratan física o psicológicamente a las mujeres. Esto no puede ser consolador. ¿Cómo en un país avanzado llegamos a permitirnos que nuestros hijos crezcan y se eduquen en este caldo de cultivo?
Alrededor de la violencia machista contra la pareja existe probablemente aún mucha confusión, mucho estereotipo y muchas ideas preconcebidas. La violencia contra la mujer en la pareja es solo una de las muchas formas de violencia que se ejercen en el mundo contra la mujer por el mero hecho de ser mujer.
Concienciar e informar son dos prioridades si se quiere de verdad prevenir la violencia machista. Es la vía para modificar ideologías basadas en el desprecio a la mujer, a veces muy sutiles y otras veces no tanto, sobre las cuales asentamos muchos de nuestros principios actuales. Es la vía para erradicar, con el tiempo, uno de los más trágicos lastres de nuestra sociedad.
Consulta aquí más datos y estadística sobre la violencia de género en nuestro país.
Ana Villarrubia Mendiola dirige el gabinete de Psicología Aprende a escucharte en la calle Alonso del Barco nº 7, en Madrid.